Publicado el : 05 de Setiembre de 2024
En : General
Por Andrea Giménez, profesora del IEEM
Los directivos en salud de hoy, al pensar en sus usuarios internos (licenciados, médicos, químicos, técnicos, etc.), no solo deben resolver los problemas del día a día, sino que también deben anticipar los desafíos que tendrán impacto a mediano y largo plazo, e idear las estrategias de cambio correspondientes.
Nos encontramos en un punto de inflexión entre la cultura del siglo XX y los cambios del siglo XXI.
La OMS y la OPS han identificado déficits significativos tanto en el capital humano como en la eficiencia del trabajo en el sector de la salud. La OPS proyecta para el 2030 un déficit de 600 000 profesionales de la salud en América Latina y el Caribe (LAC).[1] La OMS, por su parte, en su quinto foro 2023, dimensionó esta carencia en hasta 2 000 0000 de profesionales. A esto se le suma la falta de inversión en la formación de estos profesionales y a que casi la mitad de quienes trabajan en el sector experimentan burnout o síndrome de desgaste.[2]
A nivel nacional, se habla de carencia de especialistas, fundamentalmente fuera del área metropolitana. Según un estudio presentado por MSP en el 2023, Herramientas para la planificación de especialistas médicos: brechas y distribución territorial, se prevé que para el 2030 se agudice la escasez de especialistas en áreas como psiquiatría e infectología a nivel nacional.
En cuanto al burnout, en nuestro país tenemos un estudio realizado en 2023, sobre una muestra de 213 trabajadores de primer nivel de atención.[3] Este estudio identificó que el 6 % de los trabajadores tenía el síndrome de burnout, y de acuerdo con la Escala de Maslach, también mostró que el 38 % presentaba cansancio emocional alto; el 22 %, una realización personal baja; y el 18 %, una despersonalización alta.
En otro estudio, Engagement en el equipo de salud. La calidad de la atención desde el bienestar de los profesionales, realizado por Ferreira A., et al., en 2018 (que define al engagement como el estado positivo de la mente relacionado al trabajo, caracterizado por el vigor, la dedicación y la absorción), se identificó que, en una población de 1650 trabajadores de la salud de Uruguay, el 14.5 % tenía un engagement alto, el 70 % uno medio y el 15.5 % uno bajo.
A estas carencias se suma un cambio cultural con el ingreso de la generación Z al ámbito laboral, que incorpora unos 600 nuevos médicos al año. Esta generación está dando un giro a la cultura de las instituciones. Se caracteriza por valorar el uso de la tecnología y se adapta fácilmente a ella, busca flexibilidad y estabilidad laboral, aprecia las relaciones personales y es competitiva laboralmente. Es emprendedora, busca oportunidades y tiene poca tolerancia con estilos de gestión autoritaria.
Con estos datos, debemos enfrentar el desafío de gestionar la falta de personal, la prevención y la gestión de aquellos que tienen burnout. Además, debemos potenciar el engagement positivo dentro del ámbito laboral y liderar el cambio de cultura dentro de la empresa.
Todo esto se inserta en un mundo en el que los avances tecnológicos son otro componente a evaluar por el impacto que tienen en nuestros profesionales.
En 2018, ingresó la historia clínica electrónica a nuestra cultura de atención y aún tiene adherentes y detractores. Las dificultades para este ingreso fueron múltiples, entre ellas el aprendizaje del uso de la herramienta, el adaptarse y el aceptar el cambio. Desde ese momento hasta ahora han surgido numerosas innovaciones. Por ejemplo, una a destacar es el nuevo hospital chino (Agente Hospital), comunicado al mundo hace un mes, impulsado 100 % por IA. En esta institución atienden 14 médicos y 4 enfermeros: todos robots dirigidos por inteligencia artificial. Y se da cobertura médica a unos 3000 pacientes al día. Estos datos plantean que cada médico-IA verá a más de 700 pacientes por día. Si a esto le agregamos que, de acuerdo con investigaciones existentes, las predicciones en cuanto a escenarios médicos, diagnóstico y tratamiento tienen una precisión del 93 % (precisiones superiores al humano), estamos ante una revolución en cuanto a la atención sanitaria.
La IA busca redefinir la experiencia del paciente y favorecer la eficiencia del sistema. Se conocerán los primeros resultados en este segundo semestre.
La IA podría ser una solución en aquellos lugares en los que el acceso sanitario está limitado, pero en contrapartida, podría ser un problema para muchos profesionales. Más allá del tiempo que tome esta transformación, uno de los mayores afectados serán nuestros usuarios internos: médicos, enfermeros, técnicos, químicos, etc. ¿Cómo lideraremos este cambio?
Un diferencial con la IA, hoy, son las habilidades blandas que se requieren para la toma de decisiones sanitarias. Se necesitan conocimientos en liderazgo, empatía, comunicación, capacidad de negociación, coaching y trabajo en equipo. Todas requieren desarrollo y práctica. Nada es fácil.
Dicen que “la práctica hace al maestro”, sin embargo, no solo es la práctica, esta requiere de capacitación permanente. Es necesario buscar las mejores estrategias para generar un ámbito laboral que permita apoyar al personal que dirigimos y ser mejores líderes cada día.
Posicionarnos en el hoy, proyectarnos y trabajar para alcanzar los objetivos de mañana, es el gran desafío.
Si te interesa esta temática, conocé nuestro programa enfocado: Gestión Humana en Empresas de Salud