Por Valeria Fratocchi, profesora de Comportamiento Humano en la Organización en el IEEM
Venimos experimentando con Chat-GPT en un formato de exploración que, al comienzo, es fruto de una inmensa curiosidad, pero —conforme se avanza en los ensayos— empieza a ser considerado seriamente como una herramienta ágil, objetiva y amigable.
Los tiempos de respuesta a una pregunta, incluso compleja, son asombrosamente rápidos, imposibles para un ser humano. Los contenidos tienen un tono neutro que ayuda a evitar sesgos y a mirar comprehensivamente las situaciones con una cobertura bastante completa de perspectivas. Y, además, parece un juego, que hace muy sencilla la iteración cuando hay que afinar el foco o profundizar.
Más allá del factor tecnológico, “fácil y útil” son características que se valoran desde nuestros antepasados más añosos, que siempre reconocimos en el mundo analógico, que se mantienen vigentes más allá de los tiempos y que permiten que el explorador se concentre en ensayar funcionalidades de esta herramienta con la sensación de estar jugando.
En términos de nuestra eventual dependencia de una aplicación que nos dé soluciones a los problemas, hay respuestas mejores que otras, pero coincidimos en que no hay respuestas inaceptables y que —aun requiriendo la supervisión humana posterior— es una enorme ayuda tener un punto de partida sugerido para tratar los temas. Estamos ahorrándonos el árido tiempo de los primeros borradores y reservando el “pienso de calidad” para editar, corregir y ajustar la respuesta sugerida por Chat-GPT, logrando un producto final seguramente mejor que el de producción 100 % propia.
No hay una tendencia a las respuestas desnaturalizadas, descontextualizadas o aberrantes. Hay trabajo analítico, consistencia conceptual, corrección emocional y una ética compartible… y eso precisamente es lo que más me ha preocupado. Lo compartible de las respuestas, esa sensación de “¿viste?... Está bien lo que dice”, la aceptación sin resistencias, la intención de frecuentar la aplicación, la adopción de este consultorio laboral y personal… Lo sencillo que será hacerme amiga de alguien que no es real, con la voz de autores que no sé quiénes son y que esto sea tan natural que en un tiempo me olvide de estar preocupada ante la omnipresencia de un todólogo, que difícilmente detectaremos si empieza a aconsejarnos desde una ética utilitarista y consecuencialista.
