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Un mundo más peligroso, vamos con más cuidado…


Publicado el : 11 de Abril de 2025

En : General

Por Valeria Fratocchi, profesora del IEEM

Incluso los moderados que nunca han sido tremendistas plantean que estamos atravesando un cambio de era que desafía los pilares sobre los que se construyó la convivencia global que conocemos.

Este nuevo tiempo, marcado por profundas tensiones geopolíticas, una revolución tecnológica sin precedentes y el debilitamiento del espíritu multilateral, nos empuja a revisitar nuestra responsabilidad de cuidado, porque “lo único global” —esto dicho en forma más drástica que académica— es un entorno cada vez más hostil para las personas, las familias, las empresas y los países. Cuidar siempre fue un comportamiento generalizado desde lo instintivo y asociado a la supervivencia, pero también fue y cada vez es más un acto profundamente humano y racional, una cuestión política, ética y estratégica.

Como reflexionaba días pasados el expresidente del Gobierno español, José María Aznar, la división del mundo en zonas de influencia marca el retorno de una lógica de dos bloques (Estados Unidos vs. resto del mundo), donde los intereses geoestratégicos priman sobre el entendimiento común. La globalización retrocede ante un proteccionismo económico que se intensifica, por ejemplo, con réplicas y súplicas arancelarias, como las recientemente instaladas por la Casa Blanca. Y esto no es una mera cuestión comercial: representa un cambio profundo en la forma en que se conciben las relaciones entre naciones, marca pautas a nivel de empresas y termina refundando culturas que modelan personas.

Bajo una perspectiva de cuidado de la democracia, la revolución tecnológica con todas las potencialidades de la IAG podría arrasar con todo, porque esencialmente no es funcional al fomento de la idea y la explicación, sino que crece fuerte cuanto más ágil y afila cuchillas mentales —eficaces y eficientes— en el arraigo de prejuicios y en la construcción de trincheras que degradan las bases de la democracia. Debo decir democracia liberal para diferenciarla de las democracias iliberales aludidas por Aznar, quien nos explica en lenguaje político que, incluso para decirnos democráticos, “hay que ser y no solo parecer”.

Para quienes queremos ser agentes de cambio y transformación, los anuncios de países poderosos en nombre de “los intereses”, la sobrerreacción en tiempo real de la bolsa, las no-negociaciones de la guerra y las tensiones en aumento, incluso entre viejos amigos, son un wake up call para pensar y pensarnos, porque ser pequeños y jugar con las reglas de juego del sistema no quiere decir ser tomadores de precio. Como testigos atentos de un relacionamiento innecesariamente cruel y humillante, no estamos obligados a naturalizar, ni racionalizar, ni aceptar la ley del más fuerte, sino a darnos cuenta y a actuar en consecuencia, porque la ley del más fuerte nos lleva a un mundo más inestable y caótico, porque el pensar y el hacer de este nuevo realismo nos va convirtiendo en personas diferentes a las que somos, y esas nuevas personas son menos personas, porque tienen menos razón, menos verdad y menos justicia. 

Los liderazgos de familias, empresas y países están más que nunca bajo una lupa que quiere distinguir givers & takers, pues con las nuevas reglas de juego, los personalismos y nacionalismos sobredimensionados alcanzan impactos enormes, en una lógica utilitarista y transaccional como la que parece ganar terreno y se institucionaliza a nivel de algunos Estados en días de liberación.

Lideraremos si somos capaces de actuar con ponderación y sabiduría frente a un sobredimensionamiento de los personalismos y los nacionalismos.

Liderar, en forma ordenada y respetuosa, se nos plantea hoy como una postura revolucionaria, casi transgresora. Por eso decimos que cuidar es un acto de resistencia y de liderazgo, porque las circunstancias son adversas para esta vocación.

Ante reglas de juego que cambian la forma y el propósito de las relaciones, urge no urgirnos; importa tomarnos el tiempo de pensar la partida de ajedrez con el nuevo tablero y encontrar el mejor liberation game, el que nos permita ser libres: sanos, seguros, educados, productivos, satisfechos.

Y todo esto va para recomendarles el último libro de Christopher Gardner, conocido por su inspiradora historia llevada al cine, En búsqueda de la felicidad. Permission to Dream es una invitación poderosa que habilita a una visión alternativa, que pone en agenda la responsabilidad esperanzada como el faro de una navegación hacia un cambio que empieza por uno y termina en todos: porque soñar lindo también es un acto de resistencia y de liderazgo.

En un mundo peligroso, parafraseando a Cayetana Álvarez de Toledo, el liderazgo que queremos y que legitimamos está llamado a la construcción de alternativas empresariales, políticas, educativas, capaces de competir; pero alternativas que ganen, que tengan mayorías, que sean bienvenidas, que sean comprendidas y apoyadas, que unan familias, equipos, naciones… porque así prosperarán en su vocación de cuidado, en el ánimo de querer el bien del otro porque es el bien de todos.


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