Publicado el : 13 de Setiembre de 2023
En : General
Por Pablo Regent, profesor del IEEM
Se buscan candidatos para trabajo de mucho riesgo. Remuneración baja. Largos meses de completa oscuridad. Incertidumbre constante. No se asegura el éxito. Prestigio y reconocimiento en caso de éxito. Contactarse con 09X YYZZJJ.
Imaginate por un momento que lees este aviso en una publicación de ofertas laborales. ¿Pensaste en cuál sería tu reacción?, ¿te sentirías atraído?, ¿algo de curiosidad? Aunque sea en privado, sin decírselo a nadie, ¿harías una llamada para saber de qué se trata? O, por el contrario, una mueca de desprecio irónico se te dibujaría en el rostro, mientras “scroleas” buscando una oferta más ajustada a tu perfil.
Sin duda que para la mayoría de la gente normal se trata de un aviso poco atractivo. ¿A quién le atrae el riesgo?, ¿quién prefiere enfrentar la incertidumbre en lugar de disfrutar un cómodo espacio burgués con una paga razonable a fin de mes? Sin embargo, en todos los tiempos ha habido personas, como tú y como yo, que a primera vista nadie juzgaría capaces de hacer nada fuera de lo normal, que aceptan vivir intensamente, persiguiendo un propósito que valga la pena. Cierto es que a veces esas oportunidades no aparecen, que lo único que la vida plantea es un trabajo rutinario, lleno de procesos y cumplimientos, estructuras que encorsetan, que quitan espacio a la iniciativa, pero que compensan con un bálsamo de comodidad. En realidad, es lo que más suele pasar. Aunque a veces, solo a veces, la oportunidad de vivir una experiencia extraordinaria, donde lo que vale es lo que cada uno tiene de diferente, donde destaca la confianza en ti de aquel a quien casi no conoces, al que le basta con que te lances a decir: “Sí, yo me animo”, para abrirte la puerta a un proyecto del que nunca imaginaste poder ser parte. Y, en tales casos, todo se decide con un sí o un no. Apenas un par de letras, pero un sinfín de consecuencias.
Cuántas carreras directivas, trayectos empresariales o vidas interesantísimas se han definido por haber aprovechado una bifurcación que se presenta en el momento más impensado, contra la opinión de amigos y conocidos, que con prudencia aburrida dicen: “No te metas, ¿estás loco?”. Pero esos empresarios notables, esos CEO relevantes, o simplemente esas personas que hicieron la diferencia, tuvieron la feliz cordura de animarse a vivir algo diferente.
El aviso con el que se abre esta columna existió, aunque un poco diferente. Su texto fue publicado en 1914 por Ernest Shackleton, nada menos que en el Times de Londres. Su texto, literal, se podía leer así: “Se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo escaso. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura el regreso. Honor y reconocimiento en caso de éxito”. Respondieron más de cinco mil aspirantes, de los que Shackleton eligió a un pequeño grupo. Juntos partieron para atravesar el Polo Sur. No lo lograron, pero luego de mil desafíos y peligros, lograron regresar sanos y salvos, construyendo una leyenda admirada por millones.
¿Triunfaron?, ¿tuvieron éxito? En realidad, ¿qué es el éxito? Vaya a saber uno la respuesta. Lo que sí se puede afirmar es lo que es el fracaso. ¿Qué es? Muy sencillo, el fracaso no es más que el éxito de los que se definen para su vida metas tibias y mediocres. Y cuando uno busca este tipo de “éxitos”, siempre lo alcanza.