Por Leonardo Veiga, profesor del IEEM
Todos aquellos que tienen la oportunidad de viajar se encuentran con que los precios de productos y servicios en otros países son frecuentemente más bajos que en Uruguay. Las personas que hacen estas constataciones comparten la información en sus redes sociales y facilitan así que todos seamos muchos más conscientes del tema.
Ante estos datos surge la pregunta: ¿cuál es la causa de los precios altos? Los economistas que son consultados suelen dar una explicación muy orientada a consideraciones macroeconómicas. Esa explicación pasa por hablar del nivel del gasto público, de las economías de escala, de la apertura de la economía y temas afines. Todas estas consideraciones son verdaderas, pero no comprenden todas las causas relevantes del fenómeno. Las causas más relevantes son de índole microeconómica y están muy relacionadas a las regulaciones que se aplican en el país.
Los bienes y servicios (de ahora en más los llamaremos productos) que se consumen en un país son de dos tipos: transables y no transables. Los productos transables son aquellos que pueden ser objeto de comercio internacional, a diferencia de los no transables. La explicación de que los bienes transables sean caros en un país pasa a estar en los aranceles y otros gastos de introducción. En el caso de Uruguay, a esto se le agrega otro factor: regulaciones que nulifican o reducen la “transabilidad” de los productos. Ejemplos de regulaciones de este tipo son el monopolio de ANCAP, la existencia de restricciones a la importación sobre la base de requisitos de registro, el uso de los controles fitosanitarios como mecanismo de regulación de la oferta de productos importados, la introducción de prohibiciones, las restricciones y los controles sobre las compras por correo al exterior. En todos estos casos, los productos transables son más caros en Uruguay no solo por los costos de su introducción, sino también por la restricción de la oferta y la competencia que las regulaciones provocan.
En el caso de los bienes no transables hay una diferencia fundamental: no existe oferta competitiva del resto del mundo que actúe como un techo a los precios. En el caso de Uruguay, existe un factor que agrava el proceso: los Consejos de Salarios, que generan un aumento coordinado de costos (el aumento de sueldos) entre todas las empresas de cada sector de bienes no transables, sin que existan límites a los aumentos de sueldos basados en el aumento de la productividad laboral. Lo que termina pasando es que los aumentos salariales exceden las mejoras de productividad y por lo tanto implican un aumento real del costo de producción. Los empresarios trasladan esos aumentos a los consumidores finales y generan un encarecimiento de los productos no transables.
En síntesis, somos caros, en buena medida, porque hemos implementado regulaciones que permiten que un sector de la sociedad pueda extraer del resto más recursos de los que podría si rigiera un régimen de mayor competencia.