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Inversiones sin red: las fallas que desnudan los “fondos” ganaderos


Publicado el : 14 de Marzo de 2025

En : General

Por Juan Martín Olivera, profesor del IEEM

 

La crisis de los “fondos” ganaderos ha sacudido el mercado financiero y agropecuario, afectando a un número significativo de inversores que confiaron en estos instrumentos como una forma de rentabilidad segura. Se habla de “fondos”, pero formalmente son un haz de contratos que no califican como tal. En cualquier caso, la falta de regulación, información asimétrica y estructuras legales inadecuadas han llevado a un escenario de alta incertidumbre y pérdidas económicas.

Como reza el dicho: “El que se quema con leche, ve la vaca y llora”. Las heridas de esta crisis podrían dejar serias secuelas. Lo que sí es seguro es que el inversor ha salido escaldado, con su confianza rota.  

Para evitar que esto se repita, es clave mejorar la seguridad financiera y la gobernanza de estos instrumentos. A continuación, se analizan cinco áreas fundamentales para lograrlo.

1. Educación y disciplina financiera

Uno de los problemas fundamentales es la falta de educación financiera en la población. Desde la economía doméstica hasta la planificación financiera personal, muchas personas desconocen conceptos esenciales como el ahorro, el riesgo, el interés y la rentabilidad. La responsabilidad de mejorar esta situación no recae solo en el Banco Central del Uruguay (BCU), sino también en el Ministerio de Educación y Cultura, que debería incorporar estos temas en la formación básica a edades tempranas.

Pero el conocimiento por sí solo no basta; se necesita disciplina. Invertir con prudencia implica tener un plan que contemple una diversificación adecuada, previsión de fondos líquidos para imprevistos y realinear periódicamente el portafolio de inversiones según el nivel de riesgo. Aun con educación financiera, sin una estrategia disciplinada, es muy posible tomar malas decisiones.

2. Información y gobernanza

Para reducir la asimetría de información, es crucial garantizar que los administradores de estos “fondos” brinden información periódica, completa y veraz. Esto es un pilar fundamental en las buenas prácticas de gobernanza. Sin transparencia, no hay confianza.

Además, los “fondos” ganaderos y otras oportunidades de inversión de alto riesgo deberían estar sujetos a sistemas de control interno y externo independientes, como la implementación de directores externos, auditorías internas y comités de auditoría. En ausencia de una regulación estricta, quienes gestionan estas inversiones deberían adoptar voluntariamente estas medidas para demostrar seriedad y compromiso con la transparencia. Esto lleva al siguiente punto.

3. Control regulatorio

Algunos han señalado la falta de control por parte del BCU y otros organismos reguladores como una de las causas de la crisis. No obstante, los emprendimientos ganaderos bajo escrutinio no están dentro del ámbito de supervisión del BCU, según la normativa vigente. Y el BCU advirtió sobre los riesgos de estos instrumentos en diversas oportunidades. Por lo tanto, no puede considerarse responsable al BCU por los daños generados por estos proyectos ganaderos.

Para evitar futuros problemas, es necesario modificar la legislación e incluir explícitamente dentro del perímetro regulatorio y de supervisión del BCU a todas aquellas operaciones que impliquen la captación masiva y habitual de ahorro público.

La regulación debe diseñarse con cuidado y equilibrio. Una normativa excesiva que busque abarcar todas las operaciones y reduzca los espacios de posible “riesgo residual” podría generar una sobrecarga en el sistema de supervisión, dificultando su capacidad de análisis y afectando el desarrollo de nuevas oportunidades de inversión. Por ello, se debe definir un alcance adecuado de la normativa, asegurando que se supervisen los instrumentos de mayor riesgo sin obstaculizar innecesariamente la actividad económica.

4. Formas jurídicas versus la sustancia del negocio

Los inversores suelen analizar los riesgos financieros, pero no siempre las estructuras jurídicas para captar inversiones. En muchos casos, como en el de Conexión Ganadera, el negocio no es realmente una inversión en ganado, sino un préstamo con interés. La diferencia entre la forma jurídica y la sustancia del negocio puede tener consecuencias significativas en los derechos de los inversores y su capacidad de recuperar sus fondos en caso de problemas financieros.

Es fundamental que los inversores, antes de comprometer su capital, analicen no solo los riesgos financieros, sino también los riesgos legales de la inversión. Esto requiere mayor transparencia por parte de los gestores de los fondos y un mejor asesoramiento a los inversores para que comprendan las implicancias legales de sus decisiones.

5. Detección temprana de insolvencia

La Ley de Concursos y Reestructuración Empresarial busca fomentar la solicitud temprana de concursos para preservar el valor de las empresas en dificultades. Sin embargo, en la práctica, muchas empresas solicitan el concurso demasiado tarde, cuando la insolvencia ya es irreversible.

Con los avances en digitalización, se podría crear una central de balances y datos financieros accesible en tiempo real, donde se integren indicadores de riesgo crediticio, cumplimiento de pagos y otros factores económicos clave. Además, el uso de inteligencia artificial para analizar estos datos podría permitir detectar señales de insolvencia de manera anticipada y tomar medidas preventivas antes de que se conviertan en crisis sistémicas.

Conclusión

La crisis de los “fondos” ganaderos deja múltiples lecciones. La educación financiera, la transparencia en la información, la regulación equilibrada, el análisis de las estructuras jurídicas y la implementación de sistemas de detección temprana de insolvencia son elementos clave para evitar que este tipo de situaciones se repitan. La responsabilidad es compartida entre gestores de inversión e inversores. Aprender de estos errores permitirá construir un sistema financiero más robusto y confiable, donde la confianza del inversor se base en la seguridad y la información clara, y no en promesas de rentabilidad que pueden volverse insostenibles.


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