Por Leonardo Veiga, profesor de Economía Política del IEEM
El IEEM realizó una investigación en 2016 que concluyó que el 54 % de las posiciones de trabajo ocupadas en Uruguay corrían un alto riesgo de automatización en los próximos 15-20 años.
En 2018, el IEEM realizó un nuevo estudio que identificó particularidades de Uruguay en materia de competencia, costo laboral, infraestructura y cultura organizacional que estaban acelerando el proceso de cambio tecnológico en la mayoría de los sectores.
La Inteligencia Artificial no había explotado aún en aquellos años. Un estudio reciente encuentra que los empleos de mayor ingreso potencialmente enfrentan una mayor exposición a las capacidades de la IA.
Todo esto genera una situación completamente nueva y sin precedentes en la cual será necesario recalificar a un porcentaje abrumadoramente alto de la fuerza laboral. En circunstancias normales esto sería imposible, dada la baja productividad del sector educativo. La introducción de la IA, paradójicamente, es la vía para solucionar el problema que ella misma crea. Veamos de qué manera puede auxiliarnos en este nuevo desafío.
Una de las aplicaciones más prometedoras de la IA en la formación de adultos es el aprendizaje personalizado. Con el aprendizaje personalizado, los estudiantes podrían recibir contenido y actividades adaptadas a su nivel de habilidad y conocimiento, lo que les permitiría aprender de manera más efectiva y eficiente. La IA podría utilizarse para analizar los datos del estudiante, incluyendo su rendimiento en las tareas y pruebas, y proporcionar así retroalimentación en tiempo real para mejorar su proceso de aprendizaje.
También podría servir para adaptar el contenido de aprendizaje a los intereses y necesidades de los estudiantes, lo que aumentaría la relevancia del material y mejoraría su motivación.
La IA también podría usarse para aumentar la accesibilidad de los adultos a la formación. Para muchas personas, la formación puede ser difícil de acceder debido a barreras geográficas o económicas. La IA podría servir para crear soluciones de formación en línea altamente personalizadas y accesibles desde cualquier lugar y en cualquier momento. También podrían ser diseñadas para adaptarse a las necesidades y habilidades de los estudiantes, lo que los ayudaría a aprender a su propio ritmo.
La IA podría, a su vez, utilizarse para mejorar la eficiencia del proceso de evaluación. La evaluación es una parte importante del proceso de aprendizaje, pero puede resultar muy laboriosa y consumir mucho tiempo. La IA podría automatizar la evaluación de tareas y pruebas, lo que reduciría la carga de trabajo de los profesores y aceleraría el proceso de evaluación. Otro uso podría ser para proporcionar retroalimentación más detallada y específica a los estudiantes, lo que los ayudaría a mejorar más rápidamente.
La IA es, pues, la vía por la cual se podría generar un cambio cualitativo y cuantitativo en los servicios educativos, que permitiría enfrentar los nuevos desafíos de una realidad en proceso de cambio que se acelera exponencialmente.