Por Carolina Pejo, directora de Antiguos Alumnos
A medida que el año avanza y miro hacia atrás, reflexiono sobre los últimos meses y algo se vuelve evidente: nunca estoy sola. Siempre hay personas que comparten este trayecto conmigo y hoy quiero dedicar este espacio a hablar de ellas.
Hace algunos años, alguien me dijo: “Sos muy exitosa”. Entonces, me puse a pensar: ¿qué es realmente el éxito para mí? Después de mucho reflexionar, descubrí que mi mayor tesoro no está en logros tangibles ni en metas cumplidas, sino en algo más profundo: mis amigos.
Amigos de verdad: ¿cuántos necesitas?
Se dice que los amigos de verdad se cuentan con los dedos de una mano. ¿Es realmente así? Para mí, lo importante no es la cantidad, sino la calidad. Un amigo de verdad es aquel que apoya incondicionalmente, es empático, honesto, leal en las buenas y las malas, escucha sin juzgar y, sobre todo, me impulsa a ser una mejor persona.
Sin embargo, la amistad no es un vínculo unidireccional; la reciprocidad es su esencia. Es crucial entender que cada persona entrega lo que puede, según el momento de su vida. A veces, un amigo estará ahí con toda su energía y tiempo; otras, necesitará espacio para enfrentar sus propias batallas. Por eso, la paciencia se convierte en un ingrediente esencial en la amistad.
El tiempo se hace
El tiempo no aparece mágicamente; lo hacemos.
Muchas veces pospongo encuentros con la excusa de que estoy ocupada y siento culpa. Pero después recuerdo que la verdadera magia de la amistad no radica en la cantidad de horas compartidas, sino en el gesto sincero de querer saber cómo está el otro. A veces, un mensaje breve o un audio de WhatsApp puede ser suficiente para mantener viva esa conexión.
Todos debemos decidir cómo usar el tiempo que se nos ha dado. Por eso, te invito a crear el hábito de dedicarle tiempo a esas personas que son parte de tu trayecto. Son la mejor inversión.
¿Se pueden hacer amigos de grande?
Mi respuesta es sí.
Aunque las amistades de la infancia suelen ser espontáneas, las que construimos de adultos tienen una cualidad única: las elegimos con criterio.
Estas relaciones suelen ser más profundas porque se basan en valores compartidos y en un compromiso mutuo para transitar la vida juntos.
Además, es muy enriquecedor cultivar amistades con personas no solo de nuestra franja etaria. En mi caso, mis amigos más veteranos y los más jóvenes, me permiten aprender de sus experiencias de vida, ofreciéndome otra perspectiva del mundo.
Un tributo necesario
Celebremos a quienes han decidido caminar a nuestro lado, la vida tiene más sentido cuando se comparte.
Al final, no recordaremos los autos que manejamos ni las casas que habitamos, sino las risas, las charlas y los momentos compartidos con aquellos que eligieron ser parte de nuestra historia.
Gracias a todas esas personas que me conocen tal como soy, sin máscaras ni pretensiones, y aun así eligen caminar conmigo. Ustedes son mi mayor éxito.