Por Carolina Pejo, directora de Antiguos Alumnos
Este año, me tocó organizar por primera vez la Asamblea Anual de Antiguos Alumnos del IEEM. Después de varias idas y vueltas, cristalizó la idea y elegimos el lema “Liderar en libertad”, como eje temático del encuentro.
Tomamos en cuenta el feedback que nos han hecho llegar de años anteriores y desarrollamos una propuesta que, en mi opinión y en la de muchos asistentes, fue distinta y gustó muchísimo.
Para los que no me conocen, les cuento que soy muy detail oriented, que muchas veces me juega en contra porque siempre tengo un “sí, pero”. Sin embargo, esta vez, me lo tuve que guardar, porque salió todo perfecto.
Pero, como todo en esta vida, la moneda siempre tiene dos caras. Tenía presente que pronto vendrían los comentarios que desafiarían mi cualidad de “apertura de mente”, que con gusto tomaría nota para las próximas ediciones, pero digamos que no estaba apurada por recibirlos. También tenía presente que para emitir un juicio equilibrado sobre esta experiencia —la famosa “firmeza de criterio”— tenía que analizar el proceso completo con apertura al cambio y autocrítica. Cosa dificíl, ya que le había dedicado mucho tiempo y energía.
Días después, tuve la oportunidad de asistir a un concierto en Wiener Philharmoniker. Desde la comodidad del asiento y sumergida en uno de los momentos cúspide de una de las piezas de Wagner, me resultó fácil emitir un juicio en contra del director: “Este no hace nada, mueve un palito y todos los músicos lo siguen”. Y, de forma automática, me vino a la mente la siguiente pregunta: “Pero vos, ¿serías directora en este momento, le cambiarías el lugar?
Hay que tener en cuenta que el director, sin mediar palabra, coordina a todos los músicos, asegurándose de que trabajen juntos en armonía. Si bien todos tienen la partitura, es el director quien guía y da forma al conjunto.
Al terminar, el director se dirigió al medio del escenario y fue indicando, uno a uno, los músicos que se destacaron en un momento en particular de la obra.
El momento de la revelación
No pude evitar hacer el paralelismo con mi experiencia reciente.
La Asamblea Anual es el evento social más importante para los Antiguos Alumnos del IEEM. La organización de cada detalle es un trabajo silencioso que muchas veces no se nota y, al igual que lo hizo el director, es mi responsabilidad reconocer de forma individual a cada integrante de mi equipo. Porque, al final de cuentas, “liderar en libertad” es eso, permitir que cada persona actúe desde su rol, coordinando esfuerzos para alcanzar el mejor objetivo común.
Para los lectores que llegaron hasta acá y que renuevan en la conciencia cuál es la responsabilidad que conlleva ser líder de un equipo, les pido que se desprendan de la facilidad de juzgar desde la comodidad de un asiento, ya que, como dice un proverbio de Ovidio: “El césped siempre es más verde del otro lado de la cerca”.