Publicado el : 07 de Febrero de 2025
En : General
Por Patricia Otero, profesora del IEEM
Cuando pensamos en un deportista de élite, y en la vida que debe llevar, seguro a todos se nos viene a la mente: un entrenamiento intenso, una alimentación cuidadosamente diseñada para maximizar el rendimiento, un sueño reparador y, sin dudas, varios que lo guíen en su camino (un director técnico, un entrenador en caso de deportes individuales, un preparador físico, entre otros). ¿Qué pasa con el ejecutivo que debe lograr un alto rendimiento? ¿Y qué tiene que ver uno con otro?
En su artículo “The Making of a Corporate Athlete”, de la Harvard Business Review, Jim Loehr y Tony Schwartz presentan la analogía entre el ejecutivo y el deportista de élite.
Su planteo central es que el rendimiento sostenido en cualquier disciplina no depende únicamente de la capacidad cognitiva, sino de un equilibrio entre cuatro dimensiones clave: física, emocional, mental y espiritual. Así como los atletas entrenan de manera integral en estas áreas para alcanzar su máximo potencial, los líderes empresariales deben desarrollar estrategias similares para optimizar su desempeño y prevenir el agotamiento.
En lo personal, me resultó apasionante este enfoque. Creo que todo directivo debe tenerlo presente para gestionarse a sí mismo, en primer lugar, y luego para gestionar a los otros; pues lo que es clave para él, es clave para su equipo también.
La conexión entre el alto rendimiento y el bienestar integral
Como mencionaba, los autores plantean que hay cuatro dimensiones clave que debemos atender:
Energía física: La base del rendimiento
El desempeño corporativo depende en gran medida de la energía física. Sin una base sólida de salud y vitalidad, es difícil mantener la concentración y la productividad. Los ejecutivos, al igual que los atletas, deben prestar atención a su alimentación, sueño y ejercicio físico. Loehr y Schwartz enfatizan que hábitos saludables, como una dieta balanceada y actividad física regular, son esenciales para aumentar la resistencia y la claridad mental. Respecto a la actividad física, la buena noticia es que no se trata de realizar largas sesiones de ejercicio, los entrenamientos por intervalo de alta intensidad (HIIT) han demostrado científicamente ser muy efectivos para la salud y muy eficientes en términos de tiempo. A su vez, es clave moverse durante el día. No se trata de ir al gimnasio y estar quietos el resto de la jornada, como dicen ahora: “Sitting is the new smoking”. Así que, una vez por hora, hay que intentar moverse, subir y bajar una escalera o dar una vuelta por la oficina.
Fortaleza emocional: La clave de la resiliencia
La estabilidad emocional es fundamental para manejar la presión y la incertidumbre en el ámbito corporativo. Los atletas desarrollan control emocional para rendir bajo presión y los ejecutivos deben hacer lo mismo. Recordemos el caso de Rafael Nadal, tenista que destaca por su óptima gestión emocional ante situaciones adversas. ¿No es lo mismo que precisamos del líder en medio de las tribulaciones de la vida cotidiana? A su vez, cultivar emociones positivas, como la gratitud y el optimismo, ayuda a mantener la motivación y el compromiso. Y otra clave: construir buenas relaciones dentro del entorno laboral contribuye a un clima organizacional saludable.
Enfoque mental: La importancia de la concentración
En un mundo donde la sobrecarga de información es constante, la capacidad de mantener el enfoque es un diferenciador clave. Los autores sugieren que entrenar la mente a través de la meditación, la visualización y el establecimiento de prioridades ayuda a mejorar la capacidad de concentración y la toma de decisiones. Ya está ampliamente demostrado que el multitasking es perjudicial, en los hechos rendimos menos, y además tiene costos altos para nuestra salud mental.
Propósito y energía espiritual: La fuente de la motivación interna
Finalmente, Loehr y Schwartz destacan que los atletas y ejecutivos más exitosos tienen un propósito claro que los impulsa. La energía espiritual no se refiere necesariamente a una dimensión religiosa, sino a la alineación entre valores personales y profesionales. Cuando un líder encuentra significado en su trabajo, su compromiso y nivel de desempeño aumentan significativamente.
La periodización. Un enfoque estratégico para la recuperación
Una de las estrategias más innovadoras presentadas en el artículo es la periodización, un principio del entrenamiento deportivo que enfatiza la alternancia entre esfuerzo y recuperación. Los atletas no entrenan intensamente todo el tiempo; incorporan períodos de descanso para maximizar su rendimiento. En el mundo corporativo, esto se traduce en la importancia de gestionar la energía en ciclos, asegurando momentos de recuperación para evitar el agotamiento y fomentar la creatividad. Como ya está demostrado, el estrés por sí mismo no es malo, lo que es malo es no tener espacios de recuperación.
Los líderes empresariales pueden aplicar este concepto estableciendo horarios de trabajo estructurados, promoviendo pausas activas y asegurando tiempo para la reflexión y el descanso. La clave es entender que el rendimiento sostenible depende de una gestión inteligente de la energía, en lugar de un esfuerzo continuo sin descanso.
Conclusión
Hoy en día, el modelo del “atleta corporativo” nos interpela a todos. ¿Qué estamos haciendo para cuidarnos en las distintas dimensiones mencionadas? ¿Fomentamos esto en las personas de nuestro equipo? Sin lugar a dudas, incorporar estos asuntos en nuestra agenda como directivos puede marcar la diferencia; no solo en los resultados de la organización, sino en la vida de las personas que trabajan con nosotros y en nuestra propia vida.